Uno de los mitos más clásicos sobre las conservas de berenjena es pensar que la sal se usa para quitarles el amargor.
La realidad: la función principal de la sal es deshidratarlas. Al dejarlas en sal antes de envasarlas, las berenjenas pierden parte de su agua, lo que evita que diluyan el líquido de gobierno en el frasco y hace que la conserva quede más estable.
Además, esta práctica tiene un beneficio extra: la textura de la berenjena se mantiene firme después del envasado, evitando que quede blanda o aguada.
Así que la próxima vez que prepares berenjenas en conserva, recordá: no es para el amargor, es para la firmeza y la consistencia del frasco.